El acné es sin duda uno de los padecimientos más comunes en la adolescencia por lo que muchas veces se le denomina acné juvenil, y como si fuese poco, algunos adultos quedan padeciendo de esta molesta afectación por un tiempo bastante prolongado si no se trata a tiempo, siendo lo que se conoce como el acné del adulto.

También en esta etapa se reúnen una serie de factores que incrementan el riesgo de padecer acné, siendo casi imposible escapar de él, especialmente si hay predisposición genética, desórdenes alimenticios, pobre higiene personal, entre otros factores predisponentes.

Aunque es un proceso que no amenaza la vida, si causa estragos, ya que puede dejar cicatrices físicas importantes que afecta la autoestima de quien lo padece.

Sin embargo, la ciencia ha avanzado mucho y hoy día no solo se cuentan con muchos tratamientos efectivos, sino que también se puede abordar desde la prevención, que es la manera menos traumática desde el punto de vista psicológico de enfrentar el problema y es tal cual lo que te enseñaremos aquí.

¿Qué es el acné?

Para que entiendas cómo puedes atacar o prevenir el acné, primero debes saber ¿Qué es? Y ¿Por qué se produce? Allí está la clave para lo que harás después.

El acné en términos sencillos es una alteración inflamatoria del folículo piloso que puede convertirse en un padecimiento crónico, de acuerdo a la recidiva y prolongación del problema en el tiempo.

También puede variar en agresividad y extensión. Algunos pacientes solo padecen el acné en la cara, pero otros abarcan más zonas del cuerpo, como la espalda, el cuello, el tórax, entre otros.

¿Cuáles son los tipos de acné que existen?

La clasificación de los tipos de acné ha pasado por muchísimos cambios a través del tiempo, unas más complejas que otras, pero de todas las clasificaciones la más aceptada actualmente describe los tipos de acné desde la más leve a la más grave de la siguiente manera: 

  • Acné Comedónico: caracterizado por puntos negros y blancos.  
  • Acné Pápulo-pustuloso: los comedones se inflaman e infectan y forman pápulas que luego se convierten en pústulas.   
  • Acné Nódulo-quístico: es un acné más severo donde hay mayor grado de inflamación y las lesiones son más profundas y abultadas.

También existen las formas especiales de acné mucho más severos y generalmente asociado a otros trastornos, estos son:

  • Acné Fulminan: acné severo con compromiso sistémico.   
  • Acné Conglobata: es una variante más grave del anterior y se caracteriza por lesiones inflamatorias que confluyen, creando graves cicatrices.  

¿Cómo se forma el acné?

Cuando el o los folículos pilosos se obstruyen debido a una alta producción de sebo o grasa por parte de las glándulas sebáceas se forman los llamados comedones o espinillas.

Los comedones pueden ser abiertos o cerrados o lo que es lo mismo, pueden aparecer como puntos negros o blancos respectivamente.

Las hormonas como los andrógenos (super activas en la adolescencia) favorecen la aparición del acné, debido a que estimula la hiperproducción de sebo.

El sebo junto con el acumulo de células muertas y la presencia de bacterias pueden empeorar el cuadro, formando pústulas infectadas, que inclusive pueden llegar a enquistarse (acné quístico).

Ahora bien, aunado a todo lo que te he mencionado existen otros factores que quizás están presentes en tu vida diaria que empeora el cuadro de acné y no lo sabías. Conocerlos te ayudará a prevenirlo.

¿Cómo se puede evitar?

Esta es la parte más importante que no puedes dejar de leer, porque es sin duda la información más valiosa.

Si eres adolescente debes tomar todas las previsiones posibles, siguiendo estas recomendaciones.

Cuida tu piel del sol

La foto protección es esencial, ya que el exceso de sol hace que tu piel se reseque y eso activa una alarma para que tus glándulas sebáceas produzcan más sebo para hidratar la piel.

Además, el calor hace que sudes, lo que favorece a que se diseminen las bacterias, siendo vulnerables las zonas obstruidas por el sebo.

Por otra parte, si estás en tratamiento para el acné tu piel estará más fotosensible, así que tal vez debas cuidarte aún más del sol o usar protector solar. Con la escogencia de protectores solares también debes tener cuidado, pues hay algunos que contienen sustancias a las que algunas personas son alérgicas, lo que hace que se exacerbe el acné.

No uses cualquier tipo de producto en tu rostro

Está demostrado que muchos productos cosméticos pueden tapar tus poros y resecar tu piel, favoreciendo la aparición o empeoramiento del acné. Muchas veces se utiliza el maquillaje como una forma de disimular el acné, pero sin querer estás agravando el problema.

Para ello, te recomiendo que uses productos especiales de buena calidad que no taponen los poros.

Si tienes piel grasa es bueno que uses productos que la regulen (sebos reguladores), antioxidantes, y si tienen sustancias antibacterianas mucho mejor porque ello evitará la proliferación de bacterias.

Así es como debes lavar tu rostro para evitar el acné…

Este punto es crucial, ya que hay que tener un equilibrio, pues si no limpias tu rostro los poros se taparan, pero si la limpias en exceso tu piel se deshidratará y como mecanismo de defensa tus glándulas sebáceas producirán más grasa de lo normal para reponer la eliminada.

Así que hay que hacer una limpieza sin quitar la capa protectora de la piel, solo lavar suavemente y sin causar irritación.

Lávala en las mañanas y por la noche. Y aunque no lo creas, aún teniendo la piel grasa es posible que necesites una crema hidratante para evitar la deshidratación luego de las limpiezas, y así tus glándulas sebáceas no tengan la necesidad de activarse. 

La exfoliación de la piel una vez a la semana también puede ayudar a reducir la aparición del acné y posteriormente se recomienda el uso de mascarillas que ayuden a tu piel a conseguir el equilibrio perfecto.

Cuida tus hábitos alimenticios

Está demostrado que la dieta tipo occidental influye significativamente en la aparición de esta afectación.

Algunos alimentos favorecen la aparición de acné, ya que estimulan la acción hormonal, que a su vez estimula la formación de grasas en las glándulas sebáceas, atrayendo a bacterias como la Cutibacterium acnes que acrecienta las concentraciones locales de ácido palmítico libre, complicando el cuadro al promover la inflamación y por ende la formación de comedones.

Cuida tu consumo de carbohidratos, ya que está altamente relacionado con mayor riesgo de padecer acné.

El chocolate por ejemplo ha sido un alimento acusado de favorecer el acné, pero realmente es el azúcar y la leche que contiene la que produce tal efecto, y no el cacao como tal.

Otros estudios refieren que el consumo de lácteos descremados o no y las carnes fritas aumentan la aparición de esta afectación dermatológica.

Estudios realizados en diferentes poblaciones del mundo han revelado que dietas bajas en carbohidratos, rica en pescado y plátanos disminuye la aparición del acné.

Incorpora en tu dieta diaria micronutrientes como el zinc

El zinc se ha convertido en un gran aliado para combatir o prevenir el acné, ya que se ha demostrado que tiene efecto antioxidante, antiinflamatorio y además mejora el sistema inmunológico.  Así que incluye alimentos que sean ricos en zinc o incorpora un suplemento vitamínico que lo contenga, claro está indicado por un especialista.

Evita alimentos o suplementos que contengan vitaminas del complejo B

La B2, B6 y B12 principalmente promueven la inflamación provocando erupciones acneiformes.

Aumenta el consumo de vitamina A y D.

Estas vitaminas ayudan a combatir el acné por su acción inmunomoduladora al inhibir a las células Th17 productoras de IL-17 (sustancia proinflamatoria). La vitamina D interfiere en la producción del sebo.

Aumenta el consumo de prebióticos y probióticos

Se ha demostrado que los pacientes que incorporan prebióticos y probióticos a su dieta obtienen excelentes beneficios que repercuten en la salud de la piel, mejorando satisfactoriamente este mal.

No consumas alcohol

El alcohol es un veneno para tu piel, pues producen enrojecimiento y rubefacción por la dilatación de los vasos cutáneos. Promueve la inflamación y la rosácea, exacerbando el acné.

Disminuye los ácidos grasos poliinsaturados omega 6 y aumenta el omega 3.

El desequilibrio en el consumo de los ácidos grasos trae consecuencias. Cuando se favorece el consumo de omega 6 sobre el omega 3 produce un efecto proinflamatorio. El omega 3 en cambio tiene un efecto contrario y ayuda a controlar el acné.

Referencias

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  • Arias-Gómez M, Chías-Rubí A, Adame-Miranda G. La importancia de la dieta en el acné. Dermatol Rev Mex 2019; 63 (1):S3-S17. Disponible en: mediagraphic.com